sábado, 2 de abril de 2016

Sueños: ¡maldito sueño!


A veces quiero poseerte como si fueras mío de verdad. Pero te siento prestado. Pero te siento clandestino. Pero te siento amigo, cómplice y amante desde siempre, desde el 10 de febrero…
Ese día,  entraste a mi playa y pusiste tu bandera exigiendo título de propiedad.

Recordá que nadabas en mi mar, profundo y bien adentro; y  sí, te ahogabas; y sí, nos veníamos entre espuma y gritos; y  sí, tu sudor corría por mi espalda. Y, no me acuerdo ya que más hiciste...pero todo lo hacías tan bien, que quise fundirme con vos en un abrazo permanente. Y, puse mi cabeza sobre tu pecho y escuché a tu corazón decir que me amaba…Y sí, el mío te decía lo mismo; y si, sé que lo sentiste.

Y retozábamos. Y jadeantes nos miramos a los ojos y lo supe. Ahí supe todo. Que si te venias dentro, te quedarías en mi. Para mi. De mi. Y tuve miedo. Y preferí evitarlo, aunque muriera de ganas.

Ese día temblé de terror de verme en tus ojos siendo feliz, riendo, cantando, gimiendo. Y yo era un holograma, porque era tuya, pero vos a ratitos eras mío.

Hoy, -esta tarde- me quedé dormida y he vuelto a repasar ese momento en un sueño ingrato, pero algo cambió. Esta vez no me ibas a dejar a mi casa con la sonrisa dibujada en tus labios. Esta vez fue distinto.

Te volví a sentir mío…sí.
Mío, pero poquito, prestado.
Y me morí de tristeza al dejarte en ese momento. Porque supe que se iba a terminar algún día.
Y pensé en ese día.
Y sentí el dolor venir a galope.
Y vi tus ojos tristes reflejados en los míos.
Y pensé que te  devolvía como vestido de alquiler.
Te regresé a tu casa en el pensamiento, me regresaste a la mía con tu mirada y volví a llorar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario