sábado, 16 de abril de 2016

"No hay corazón traicionero a su dueño"

Hay choques de corazones que el destino programa adrede para enseñarles a creer, a crecer, a crear y a fortalecer a los seres humanos, que están señalados a encontrarse a lo largo de su existencia. Esta es la historia de un par de corazones que encontraron a su paso por esta vida: paz, sonrisas, lágrimas y una felicidad comprometida.



"Había una vez...un Corazoncillo que estaba reposando en  el fondo de un pecho rígido e indiferente. Latía con desdén, bombeaba sin ilusión.  Era terco y caprichoso, tanto, que llevaba muchos años sin ver la luz, habían telarañas a su alrededor y un par de cicatrices bordeaban su ventrículo izquierdo, la aorta destilaba soledad y las arterias estaban cargadas de desazón y apatía. 

Una noche del 25 de noviembre del 2015, sintió un llamado de atención y empezó a seguir el ritmo de su corazonada, conoció a un Corazón Noble a la distancia, que lo invitaba a jugar con la emoción, a divertirse con la curiosidad, a brincar entre las líneas de textos jocosos y picosos. 

Sin percatarse, pasaron los días y el constante contacto entre ambos, les permitió eliminar el peso que les impedía agitarse al asomo de una vida llena de emociones. 

Un día, el Corazón Noble le propuso al Corazoncillo, encontrarse, conocerse, comprobar que en vivo sentirían lo mismo que a la distancia. Lleno de desconfianza, el Corazoncillo se negó, inventó una excusa tonta para evitar ese encuentro, a pesar de que brincaba de ansiedad por conocerlo. Temía ser un accidente del azar, un capricho del destino, una piedra de tropiezo.

El Corazón Noble, -que era voluntarioso y compasivo- no se doblegaba ante nada, ante nadie…tenía mucha experiencia en abandonar corazones rotos. Eso, aterrorizaba al Corazoncillo, -que era impulsivo e imprudente- que quería huir por el temor de verse hecho  pedazos, pero se armó de valor y esta vez aceptó la invitación que el Corazón Noble le hacía, conocedor de las circunstancias que los rodeaban.

Se apareció radiante y hermoso ante la puerta de la casa del Corazoncillo. Portaba la dulzura en sus manos y un brillo de enorme intensidad en sus ojos, algo que el Corazoncillo  nunca había encontrado en otra mirada. Supieron en ese primer abrazo, que no era un encuentro casual, sino un choque de almas que desataban chispas a su paso. Hubo Luz cuando unieron sus pechos. Se sabían henchidos del más puro e inocente amor desde ese primer contacto. Al paso de las horas, ambos entendieron que ese encuentro fortuito, era un derroche de honestidad que fluía libre y sin maldad...un cauce abierto de una única vía, la fuerza de un sentimiento que circulaba en sus venas sin maldad alguna y que  empezó a crecer desde ese día. Ellos lo supieron, lo disfrutaron, flotaba armonía a su paso, y vibraban al unísono cuando se tomaban de la mano...

Los días pasaron y los dos corazones rebosantes de ansiedad, disfrutaban al ritmo que la felicidad les imponía; compartían en un vaivén de emociones explosivas que provocaron un primer choque. Fue una larga noche de preguntas y contradicciones, de tal amargura que amanecieron en medio de incertidumbre y lágrimas. El Corazón Noble, -que no aceptaba negativas- siguió un súbito impulso...y concertó un encuentro al que el Corazoncillo se negaba a asistir por el dolor de la noche anterior. Temeroso y dubitativo, aceptó. Apenas se habían encontrado y el ruido de la zozobra y la tristeza quedaron atrás. Desaparecieron las dudas y las lágrimas de la madrugada anterior. 

Había pasión, había lujuria, había alegría, estaba presente la fuerza de un destino cruel que los marcaba y les recordaba que fundirse en un solo cuerpo era algo más que un acto de procreación. El bombeo de la sangre en ambos se mezclaba con los besos más puros que el Corazoncillo hubiera podido recibir en toda su vida. La profundidad los marcó ese 10 de febrero.

Ese día, se fusionaron en un abrazo eterno. Lo sabían. Lo supieron. Lo saben. Lo sabrán siempre. 

"Y, colorín colorado…"
¡Suave! Este cuento no termina." 

Y no termina ahí, porque el Corazoncillo y el Corazón Noble saben que nunca ha existido entre ellos triquiñuelas, ni  el deseo de dañarse mutuamente y menos a terceros. Son el resultado de un cuento maravilloso, sin plazos de caducidad.

Ellos saben que no cabe el rencor de frases dichas al calor de conversaciones inocuas e innecesarias. Saben que no es justo maximizar errores humanos que empañen un sentimiento sincero. Lo saben, cada uno en su interior y a su manera. 


Saben que habrá un desenlace, pero también saben que donde hubo un acuerdo tácito de cubrirse de ternura y de protección, no debería existir espacio para el dolor, ni la crueldad. 


Y cuando eso fluye de manera franca….el cuento no termina. 



*NINGÚN CORAZÓN MATA A OTRO QUE AMA, NINGÚN CORAZÓN MUERE A CAUSA DE OTRO QUE SÓLO LE HA PRODIGADO AMOR INCONDICIONAL* 





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