sábado, 2 de abril de 2016

Día 42: Empezando tempranito

1:27 a.m. No es lo mismo "despertarse llorando" que "despertarse a llorar". Me quedo con la primera. Puede ser de miedo por una pesadill o simplemente, por un dolor físico que te aqueje. Pero sobresaltar de la almohada con una presión en el pecho, un hueco en el estómago y sentir tu cuerpo temblar sin poder controlar el impulso de levantarte...eso, -tampoco- es normal. 

¿Cómo le explico al corazón que no debe atender a los caprichos de la mente? ¿Cómo le explico a la mano que se estira sobre mi lado vacío de la cama, que no podés estar ahí, porque ocupás otro espacio en otra cama? ¿Cómo le ordeno al cerebro que deje de irrigar mis pupilas, porque las lágrimas amenazan con ahogarme? 

No hay respuestas. No hay consuelo. No hay paz sin vos. Nadie que se precie de conocerme creería que soy prisionera de un sentimiento cautivo que me consume en silencio. A diferencia tuya, -y para mí profundo dolor- yo no tengo a quien abrazar en las noches vacías de consuelo. Nadie busca mi abrazo o me recuerda bajo presión que no tengo derecho a robar risas o sueños...siempre tu deber primario estará por encima de mis deseos. 

Ya no puedo preguntar cómo estuvo tu día, sin el temor de escucharte decir que no te llame, que no te contacte, que no te busque porque tenés un deber que -al final del día- es mío también: respetar los deseos de quien rige tu vida. 

Ella rige la mía también. ¿Lo sabías? Ya no quiero preguntarte cómo estuvo tu día, para no saber que tenés un almuerzo donde te exigen demostrarle al mundo virtual tu status, donde te revuelcan el teléfono en busca de un desliz -o un mensaje mío. Ya no quiero estar pendiente de tus reuniones de Licitaciones en oficinas donde estés bajo su lupa, ya no quiero saber los horarios de tus terapias. ¡Ya no! Ya no quiero estar en la mira silenciosa de quién me busca y yo me escondo.

 ¿Tenés una idea del infierno que eso es para mi? (O es que sólo ella tiene derecho a decir que yo la hice vivir un infierno en una semana?) ¿Tenés una idea de cuánto repica en mi cabeza tu pregunta, pidiéndome que me pusiera en sus zapatos, recordándome que yo no tengo derecho de apagar las ilusiones de quién te ve como el amor de su vida? NO, NO TENÉS IDEA. Porque si la tuvieras, sería normal poder gritarte y demostrarte con todas mis fuerzas, que te seguiría hasta el fin del mundo, que no te cambiaría por NADIE en el mundo y que te cuidaría con el alma hasta el fin de mis días. No logro escribirlo sin que se me empape la cara y destile pedacitos de letras que responden: Él sí tiene idea de eso, lo sabe y dice: esto no es normal, te ama y le crees...y juntos juegan a soñar y a ser felices a ratitos. 

Imploro al cielo que cese la opresión de mis días grises, la incertidumbre de mis madrugadas largas y la tristeza de mis noches negras. Y la respuesta es el silencio. Encuentro la paz, en esa ausencia de ruido...

A veces, mi corazón escandaloso grita tu nombre y la realidad impotente lo acalla. Le ordena que no chille, que no despierte las falsas pasiones que duermen en el mar de las ilusiones, donde sólo vos tenés cabida. Ese pleito que parece eterno me sacude en madrugadas como esta y la la humedad de mi almohada me recuerda que existen las salidas inteligentes y los nuevos comienzos. En ese momento, no tengo otro nombre que no sea el tuyo, otra cara entre mis manos que no sea la tuya y otros besos cubriéndome que no sean los tuyos: ¿debo esperar que tus brazos me protejan otro ratito o quiero encontrar a alguien como vos, que no seas vos? 


*3% de batería del celular, 1% de fuerza en el alma*

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